top of page
Rafael González

El Servicio, medio para la Felicidad y Autenticidad


Cuando era niño me preguntaba con mucha frecuencia por qué razón existían personas, y en especial niños como yo, desamparados, sin hogar, familia, casa e incluso en peores escenarios, sin qué comer. Recuerdo que me producía infinita tristeza pensar en estos seres humanos que sin haberle hecho daño a alguien o a sin haber hecho algo indebido, estaban condenados a vivir en condiciones inhumanas. Lo único que quería era adoptarlos, a todos, sin importar lo que esto implicara, llevarlos a mi casa, abrazarlos, darles comida y darles un motivo para sonreír. Hoy en día entiendo que esos sentimientos en un niño con un corazón puro, ajeno a la contaminación de la sociedad, eran evidencia perfecta de la necesidad inherente de los seres humanos por ayudar al prójimo o en otras palabras, por SERVIR, AMAR.


Sin embargo, hace unos años comencé a preguntarme sobre el momento en el cual dejé a un lado esas ansias por conseguir el bienestar del otro. Sin darme cuenta y a medida que pasaban los años llenos de opiniones, comentarios, vanidad, amistades equivocadas, entre otras cosas propias de la vida, mis prioridades cambiaron, ubicándose en los primeros puestos aquellos temas que poco bien le hacían a mi humanidad. El egoísmo, el que dirán y las mascaras se habían vuelto protagonistas y eso, había viciado mi capacidad de amar.

Se me había olvidado lo que significaba servir.


Por fortuna, y como en casi todas las historias de vida, me enfrenté a una crisis de identidad que no me permitía estar en paz. No sabía quién era yo, qué quería, me había llenado de miedos y sólo seguía a la masa porque Sí. Digo "por fortuna", pues fue gracias a ese suceso que volví a recuperar lo que había perdido. Me bastó con hacer un pequeño esfuerzo para buscar y encontrar en mi memoria espiritual y física lo que realmente me hacía feliz: Servir en mi casa, en el trabajo, en la calle, en el campo etc. A partir de ese momento me he propuesto construir un camino lejos de la frialdad, de la indiferencia, sin negar, evidentemente, que no ha sido fácil, pues el afán de cada día puede llevar nuevamente al olvido.


Ahora tengo claro que es en el servicio donde puedo encontrar un YO auténtico y un sentido para la vida claro y tangible, algo que hasta hace poco buscaba equivocadamente en lo material y en el reconocimiento. Es difícil comprometerse cuando no se ha vivido, pues nunca será mas que una palabra de afecto o aliento, una sonrisa, un momento para escuchar, un abrazo. Sin embargo, sí será un fuente inagotable de gratificación y plenitud. Desafortunadamente, he recorrido un trecho muy corto de este nuevo camino y en algunos momentos me he sentido defraudado por mí mismo. Pero la fe y la convicción en que el servicio es el camino correcto me han permitido volver a encaminarme.


El servicio es un bien invaluable que, afortunadamente, nos pertenece a todos sin importar religión, raza, color u orientación. De ahí que, para Colombia y para el mundo entero, la verdadera paz, tolerancia, desarrollo, crecimiento económico, se resuman y converjan en el amor por los demás y en el deseo por ayudar, por salirse del YO (un espacio muy estrecho que no da cabida a la verdadera grandeza que hay en una persona) y trascender, para despertar con valentía esas características propias y naturales de los seres humanos.



Rafael María González R


Rafael es Voluntario de Tu Sirves y ha sido también miembro del Staff Tu Sirves. Se graduó de Admin. De Negocios Internacionales de la Universidad de la Sabana hace dos años, actualmente trabaja en Citibank como Gerente Asociado de Relación para la Banca Empresarial, ademas de su profesión le interesan las artes, específicamente el teatro musical y el piano, pertenece a un grupo de retiros para jóvenes católicos llamado Effeta y ha participado en proyectos enfocados a diferentes tipos de servicio.



68 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page